Santo Domingo de la Calzada y San Juan de Ortega, su discípulo, se dedicaron toda su vida a arreglar el camino de Santiago y hacerlo transitable en especial en los inhóspitos montes de Oca; también construyeron puentes. Se dice que Santo Domingo realizó en vida muchos milagros entre los canteros que trabajaban para él, e incluso resucitó a uno que murió aplastado por una carreta de bueyes que volcó.
Antes de morir dejó dicho que se le enterrase a la orilla del camino para que los peregrinos que acudían a buscar milagros, pudiesen pisar su tumba.
Pero el milagro más famoso lo realizó después de muerto:
DONDE CANTÓ LA GALLINA DESPUÉS DE ASADA
Una familia de peregrinos llegó al albergue de Santo Domingo de la Calzada. La componían un matrimonio y su hijo que era muy apuesto y despertó los apetitos sexuales de las criadas del albergue. Una de ellas penetró una noche en su habitación tratando de seducirlo pero el joven la rechazó ya que sabía que durante la peregrinación no podía tener relaciones sexuales.
La criada indignada escondió en su zurrón una copa de plata, a la mañana siguiente la copa fue encontrada en su zurrón y fue detenido y acusado de robo; fue condenado a la horca.
Los padres con el corazón destrozado siguieron su camino a Santiago y allí le rogaron al santo por la salvación del alma de su hijo.
Cuando volvieron a pasar por allí de regreso vieron que su hijo seguía ahorcado pero vivo y que les estaba hablando. Ellos corrieron a contarle al Alcalde que su hijo seguía milagrosamente vivo y a exigir que lo descolgasen.
El Alcalde dijo que el chico estaba tan vivo como la gallina y el gallo asados que se disponía a comer. En ese instante el gallo y la gallina se cubrieron milagrosamente de plumas y empezaron a cacarear. El inocente fue descolgado y volvió con sus padres a dar las gracia a Santiago después de dárselas a Santo Domingo.
Lo que sí es cierto es que los ciudadanos de Santo Domingo de la Calzada, cuando se amplió la iglesia y la tumba del santo quedó dentro del templo, instalaron a sus pies un altar con una jaula donde por riguroso orden entre las familias del pueblo, todos los años es colocada una pareja de gallo y gallina y son cuidados por ellos. Es costumbre entre los peregrinos, al pasar por allí y orar sobre la tumba del santo, recoger una pluma para llevarla a Compostela.
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