EL PASO HONROSO DE DON SUERO DE QUIÑONES
Fue en el reinado de don Juan II, el día 1 de enero de 1434 (año Jubileo), que se presentó en el Castillo de la Mota, ante el soberano y ante su valido don Álvaro de Luna, el caballero don Suero de Quiñones, primogénito de una ilustre familia leonesa.
Este caballero empapado de las novelas de caballería, venía a pedir un extraño permiso al rey. Acompañado de sus mejores amigos, quería convocar un torneo sonado que tendría lugar durante un mes (15 días antes y 15 después del 25 de agosto, festividad de Santiago) en la explanada vecina la puente de Órbigo.
A esta justa invitaría a todos los caballeros que quisieran medir sus fuerzas con él y obligaría a participar a todos los caballeros que acompañados de dama, atravesaran el puente. El duelo sería a partir 3 lanzas.
Quién rehusara participar tendría que dejar su guante en prenda, como signo de reconocida cobardía. Después del torneo, todos los que hubieran intervenido en él irían a Compostela a dejar a los pies del Apóstol los trofeos que hubieran conseguido y las armas que habrían utilizado.
El motivo que alegó para esta petición fue liberarse de la argolla de hierro que se había comprometido a portar todos los jueves, como muestra de amor a una dama, aunque en realidad el motivo era más bien ganar fama y notoriedad.
El rey lejos de prohibir esa locura, le concedió el permiso y durante ese mes hubo muchos duelos en los que solo murió un caballero.
La jornada empezaba con una misa y terminaba con una comida para todos los que asistían.
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