LA LEYENDA DE LA PALOMA Y EL AZOR
Nos cuenta cómo se inició el culto a Santa María la Real en Nájera, instituido por el rey don García III Sánchez, apodado precisamente don García el de Nájera por haber instalado su corte en la ciudad riojana.
Don García se encontraba de caza a las orillas del río Najerilla cuando atisbó una paloma confiada. Descaperuzó a su azor y lo soltó para que le diera caza, la paloma salió volando y el azor detrás de ella perdiéndose en la espesura. Viendo que no regresaba se adentró en el bosque para buscarlo y se encontró con la entrada de una cueva de la que salía un extraño resplandor.
Al adentrarse en ella descubrió una especie de altar primitivo sobre el que estaba colocada una talla de la Virgen María alumbrada por una luz inextinguible. A los pies de la imagen había una jarra con azucenas frescas y, a ambos lados, se habían posado la paloma y el azor sin muestras de agresividad entre ellos.
Después de este hecho milagroso Don García mando levantar un templo y un monasterio. La imagen se colocó en el altar mayor y la entrada de la cueva que se encuentra a los pies del templo, se convertiría en el panteón de los reyes de Navarra.
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