Durante el siglo XII las peregrinaciones a Compostela se hallaban en uno de sus momentos de mayor auge. Miles y miles de peregrinos cruzaban anualmente los Pirineos para llegar a Santiago.
En la ruta Jacobea se inicio la unidad de Europa. A causa de la gran afluencia de peregrinos, se fundaron hospitales y monasterios, iglesias y hospederías, puentes, calzadas…
Pero, sobre todo ello, se unificó y difundió la cultura: el Románico llegó de Francia, de la mano de los monjes de Cluny, que se establecieron por la ruta. Por este camino se difundió la obra de los autores griegos y latinos, recopilada por los árabes y vertida luego al latín en la Escuela de Traductores de Toledo.
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